Al leer "Steve Jobs" por Walter Isaacson

Acabo de leer la biografía de Steve Jobs escrita por Walter Isaacson.

El libro es bastante humano, agradable y a la vez brutalmente honesto. A pesar de lo complicado y espinoso de su vida, Jobs llegó a ser un artista revolucionario, un artesano en su especialidad y un empresario exitoso que co-fundó, rescató y reinventó una compañía fuera de serie: Apple.

Jobs fue al mismo tiempo un auténtico pesado y un genio fascinante.

Preocupado en sembrar, cosechó exquisitos productos donde confluyen las humanidades, la ciencia, la poesía y la tecnología. Luchó contra el funcionalismo chato que sacrifica la forma (la configuración exterior) al contenido (los procesos internos). Al final, sus invenciones logran mantener un equilibrio entre ambos principios del diseño.

Valoró la intuición más que la lógica y el instinto personal por sobre el enfoque de grupo. Vivió sin respetar reglas ni convencionalismos, acorde a su propia "visión distorsionada de la realidad" - una visión tan arrogante como revolucionaria.

De adolescente leyó "La Autobiografía de un Yogui", texto al que volvería una y otra vez. De uno de los temas de su artista favorito Bob Dylan - un maestro en eso de reinventarse – tomó lo que sería su filosofía de vida:

"If you're not busy being born, you're busy dying."
(Si no estás ocupado en el acto de renacer, te estás muriendo.)

Gracias a su fidelidad a este principio hoy muchos productos como Apple, Macintosh, iMac, iPod, iPhone, iPad, iCloud ... (lo mejor de lo mejor) cuentan con dispositivos que hicieron, de lo que era la fría interacción con un aparato, una experiencia mágica y única. ¿Resultado? Revolución en la música, de la publicidad, la animación, la industria de las telecomunicaciones, (por no mencionar la propia industria de la computación).

Sin embargo su necesidad casi patológica de controlar cada aspecto de los productos que inventaba, su perfeccionismo y celo desmedidos (no quería que otras compañías “jodieran” sus “obras de arte”) dio pie a que algunos difamadores lo asociaron con El Gran Hermano (personaje negativo de la novela orwelliana), revirtiendo el disparo que décadas atrás él mismo había lanzado contra IBM a propósito de la presentación de la Apple “1984”.

La primera computadora que usé en mi vida fue una Apple IIe en 1983/84, en el pequeño laboratorio de computación de la Escuela San Pablo en Pensacola, Florida. Pero luego me convertí a la fe IBM/PC, sobre todo por los mejores precios y por aprovechar las facilidades de Windows, el sistema operativo con que Microsoft dominó/monopolizó las PC de IBM.

Con el nuevo siglo llegó la moda de los iPod pero resistí su impacto refijiado en la idea de que mi fiel radio-casetera Walkman Sony no tenía nada que envidiarles. Luego (2003) me mudé a la ciudad de Nueva York y compré otra Walkman (¡Es increíble que esas alturas todavía las vendieran!), con la que fui feliz escuchando mis viejas cintas de los 80’s en los poquitos momentos de ocio que tenía. Hoy yace olvidada en una gaveta junto a las pilas, los casetes y otros objetos arcaicos. ¡Increíble, hasta los CDs ya casi lo son!

Hace año y medio compré mi primer MacBook Pro (una laptop producida por la compañía fundada por Jobs) y luego Apple (¡esos bastardos!) me regaló un iPod Touch (táctil). Creo que trataban de deshacerse de los Touch, abaratados tras la llegada al mercado de los iPhone.

Ya entonces había sustituido la Walkman por un Blackberry pero cuanto me puse a manosear el iPod Touch (sobre todo en la zona wi-fi) enseguida comprendí que los días del Blackberry estaban contados: fue sustituido por un iPhone.

Colofón: Del Blackberry y del iPod Touch disfrutan hoy mis amigos en Cuba. Ando ahora buscando quien haga llegar a la isla mi vieja laptop Dell.

Por cierto hoy cumplo un añito con mi iPhone G4.

Y una cosita mas...

Este post lo escribí y lo envié a mi blog (vía e-mail) haciendo uso de sus múltiples bondades.