El Observatorio Crítico Cubano deplora la violencia física ejercida el pasado día 5 de julio de 2015 contra el opositor Antonio Rodiles, quien como consecuencia debió ser intervenido quirúrgicamente. Rodiles fue operado de urgencia por una fractura del hueso nasal tras ser detenido y golpeado por agentes de la Seguridad del estado mientras participaba en una marcha de las también opositoras Damas de Blanco.
En principio, nuestro colectivo se coloca en las antípodas de las posturas políticas de Rodiles, pues defendemos un modelo de sociedad emancipada de los poderes globales, y nos oponemos al injerencista bloqueo estadounidense contra Cuba. No obstante, las diferencias políticas nunca serán argumento suficiente para justificar las prácticas violentas e ilegales con que la Seguridad maneja su relación con la disidencia en la isla.
Somos anticapitalistas, pero no de esa "izquierda" intolerante que anula al diferente y se niega a debatir. Más bien nos apegamos a una visión de sociedad inclusiva; sabiendo de antemano que es un empeño difícil, todo un reto en un mundo donde las fuerzas hegemónicas se disfrazan con más de un ropaje, ya sea "democrático" o "pro Derechos Humanos". Pero que tal degradación se haya producido, no significa que desechemos los elementos valiosos que estos conceptos (Democracia, Derechos Humanos) pueden proveer, bajo una mirada crítica, para la construcción de la sociedad deseada.
Si la disidencia de derechas, si Rodiles, si las Damas de Blanco, o cualquier otra agrupación opositora han cometido algún presunto delito, que se diga públicamente cuál es. Las autoridades están obligadas a proteger, jamás violentar, la integridad física y moral de la ciudadanía. Exigimos que se procese a los agresores, y que las instituciones estatales a las que se subordinan también rindan cuentas por su comportamiento anticonstitucional.
¡Queremos un socialismo verdaderamente democrático, libertario, y participativo!
¡No a la persecución política!
¡No a la criminalización de la protesta!
¡Libertad de expresión, asociación y manifestación!
Observatorio Crítico Cubano
La Habana, 28 de julio de 2015
miércoles, julio 29, 2015
Declaración del OC sobre violencia contra Antonio Rodiles
DECLARACIÓN DEL OBSERVATORIO CRÍTICO CUBANO SOBRE VIOLENCIA CONTRA OPOSITOR
lunes, julio 13, 2015
Machado Ventura turns Google down
Seems like Google made Cuba an offer it COULD refuse... You can lead a horse to water, but you can't make it drink. At the same time, most Cubans I know say that Machado Ventura represents the hardline past and this may be his Waterloo. Vamos a ver.
Cuban Vice President Machado Ventura just spoke the following words about the future of the Internet in #Cuba:
El vicepresidente cubano Machado Ventura habló sobre el futuro de la Internet en Cuba:
Sent from my iPad
jueves, julio 02, 2015
DISCURSO DE OBAMA SOBRE #CUBA
DISCURSO DE OBAMA SOBRE EL RESTABLECIMIENTO DE RELACIONES CON CUBA
H/T Cafe Fuerte
1 de julio de 2015
Washington, D.C.
Buenos días. Hace más de 54 años, en medio de la Guerra Fría, Estados Unidos cerró la embajada que tenía en La Habana. Ahora tengo la oportunidad de anunciar que Estados Unidos ha acordado restablecer formalmente sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba y a volver a abrir embajadas en ambos países. Se trata de un paso histórico en nuestros esfuerzos por normalizar las relaciones con el gobierno y el pueblo cubano y empezar un capítulo nuevo con nuestros vecinos de las Américas.
Cuando Estados Unidos cerró nuestra embajada en 1961, creo que nadie pensó que pasaría más de medio siglo antes de que se volviera a abrir. Después de todo, nuestras naciones están separadas por tan solo 90 millas, y hay lazos muy estrechos de familias y amigos entre nuestros pueblos. Pero ha habido diferencias de significancia real entre nuestros gobiernos y a veces nos dejamos atrapar por una cierta forma de hacer las cosas.
Para Estados Unidos eso significó aferrarse a una política que no funcionaba. En lugar de apoyar la democracia y las oportunidades para el pueblo cubano, nuestros esfuerzos por aislar a Cuba, con el paso del tiempo tuvieron un efecto opuesto — cimentando el statu quo y aislando a Estados Unidos de nuestros vecinos en este hemisferio. El progreso que logramos hoy es una prueba más de que no tenemos que ser prisioneros del pasado. Cuando algo no funciona se puede cambiar, y lo haremos.
El pasado diciembre, anuncié que Estados Unidos y Cuba habían decidido tomar medidas para normalizar nuestra relación. Como parte de ese esfuerzo, el Presidente Raúl Castro y yo pedimos a nuestros equipos que negociaran el restablecimiento de las embajadas. Desde entonces, nuestro Departamento de Estado ha trabajado arduamente con sus homólogos en Cuba para alcanzar ese objetivo. Y a finales del verano, el Secretario Kerry viajará a La Habana para izar formalmente y con orgullo la bandera estadounidense sobre la embajada una vez más.
Este acto no es meramente simbólico. Con este cambio, podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal en nuestra embajada, y nuestros diplomáticos podrán participar por toda la isla: eso incluye el gobierno cubano, la sociedad civil y los ciudadanos cubanos que buscan alcanzar una vida mejor. Con respecto a los temas de interés común, como la lucha contra el terrorismo, la respuesta ante desastres y el desarrollo, encontraremos formas nuevas de cooperar con Cuba. Y he dejado claro que también seguiremos teniendo diferencias importantes. Incluyendo el apoyo permanente de Estados Unidos por los valores universales, como la libertad de expresión y asociación, y la habilidad de acceder a información; y no dudaremos en protestar cuando veamos que se actúa de manera contradictoria a esos valores.
No obstante, creo con firmeza que la mejor forma que tiene Estados Unidos de apoyar nuestros valores es a través del compromiso. Por eso ya hemos tomado medidas para permitir más viajes, contacto interpersonal y lazos comerciales entre Estados Unidos y Cuba; y seguiremos haciéndolo de aquí en adelante.
Desde diciembre ya hemos visto mucho entusiasmo hacia este nuevo enfoque. Líderes a través de las Américas han demostrado su apoyo por el cambio en nuestra política. Las encuestas de opinión pública en los dos países revelan mucho apoyo por este compromiso. Un cubano dijo, "he estado preparado para esto toda mi vida". Y otro dijo, "es como un trago de oxígeno". Una maestra cubana dijo sencillamente: "somos vecinos. Ahora podemos ser amigos".
Aquí en Estados Unidos, hemos visto el mismo entusiasmo. Las personas que viven en Estados Unidos quieren viajar a Cuba. Las empresas de Estados Unidos quieren invertir en Cuba. Las universidades de Estados Unidos quieren asociarse con Cuba. Ante todo, las personas que viven en Estados Unidos quieren llegar a conocer a sus vecinos al sur. Y mediante ese compromiso, también podemos ayudar al pueblo cubano a mejorar sus propias vidas. Un cubanoamericano tenía la esperanza de "reunir a las familias y abrir las vías de comunicación". Otro dijo simplemente: "No se puede mantener secuestrado el futuro de Cuba por lo que sucedio en el pasado".
Y de eso se trata: de decidir entre el futuro y el pasado.
Las personas que viven en Estados Unidos y los cubanos por igual están listos para avanzar. Es más que hora de que el Congreso haga lo mismo. He pedido al Congreso que tome las pasos necesarios para a levantar el embargo que evita que las personas que viven en Estados Unidos viajen y hagan negocios con Cuba, y ya hemos visto que miembros de ambos partidos empiezan a hacerlo. Al fin y al cabo, ¿por qué se iba a oponer Washington a la voluntad de su propio pueblo?
Sí, están quienes quieren dar marcha atrás al reloj y redoblar una política de aislamiento. Pero ya es hora de que nos demos cuenta de que ese enfoque no funciona. Hace cincuenta años que no funciona. Cierra las puertas de Estados Unidos al futuro de Cuba y solo hace la vida peor para el pueblo cubano. Me gustaría pedirle al Congreso que escuchen al pueblo cubano; que escuchen al pueblo estadounidense; que escuchen las palabras de un cubano americano orgulloso, Carlos Gutiérrez, quién hace poco habló en contra de la política del pasado, diciendo: "Me pregunto si los cubanos que tienen que ponerse en fila durante horas bajo el sol ardiente de La Habana para conseguir las necesidades más básicas sienten que ese enfoque les ayuda".
Nadie espera que Cuba se transforme de la noche a la mañana. Pero creo que la reconciliación Estadounidense, mediante nuestra embajada; nuestras empresas; y ante todo, nuestro pueblo, es la mejor manera de representar nuestros intereses y apoyar la democracia y los derechos humanos. Una y otra vez, Estados Unidos ha demostrado que parte de nuestro liderazgo en el mundo es nuestra capacidad de cambiar. Es lo que inspira al mundo a aspirar a algo mejor.
Hace un año tal vez habría parecido imposible que Estados Unidos tuviera una vez más su bandera volando sobre la embajada en La Habana. Pero así es el cambio.
En enero de 1961, cuando el Presidente Eisenhower anunció el fin de nuestras relaciones con Cuba, dijo: "Espero y confío que en un futuro no muy lejano sea posible que la amistad histórica entre nosotros encuentre su reflejo en relaciones normales de todo tipo". Ha tomado tiempo, pero creo que ha llegado la hora y que nos espera un futuro mejor.
H/T Cafe Fuerte
1 de julio de 2015
Washington, D.C.
Buenos días. Hace más de 54 años, en medio de la Guerra Fría, Estados Unidos cerró la embajada que tenía en La Habana. Ahora tengo la oportunidad de anunciar que Estados Unidos ha acordado restablecer formalmente sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba y a volver a abrir embajadas en ambos países. Se trata de un paso histórico en nuestros esfuerzos por normalizar las relaciones con el gobierno y el pueblo cubano y empezar un capítulo nuevo con nuestros vecinos de las Américas.
Cuando Estados Unidos cerró nuestra embajada en 1961, creo que nadie pensó que pasaría más de medio siglo antes de que se volviera a abrir. Después de todo, nuestras naciones están separadas por tan solo 90 millas, y hay lazos muy estrechos de familias y amigos entre nuestros pueblos. Pero ha habido diferencias de significancia real entre nuestros gobiernos y a veces nos dejamos atrapar por una cierta forma de hacer las cosas.
Para Estados Unidos eso significó aferrarse a una política que no funcionaba. En lugar de apoyar la democracia y las oportunidades para el pueblo cubano, nuestros esfuerzos por aislar a Cuba, con el paso del tiempo tuvieron un efecto opuesto — cimentando el statu quo y aislando a Estados Unidos de nuestros vecinos en este hemisferio. El progreso que logramos hoy es una prueba más de que no tenemos que ser prisioneros del pasado. Cuando algo no funciona se puede cambiar, y lo haremos.
El pasado diciembre, anuncié que Estados Unidos y Cuba habían decidido tomar medidas para normalizar nuestra relación. Como parte de ese esfuerzo, el Presidente Raúl Castro y yo pedimos a nuestros equipos que negociaran el restablecimiento de las embajadas. Desde entonces, nuestro Departamento de Estado ha trabajado arduamente con sus homólogos en Cuba para alcanzar ese objetivo. Y a finales del verano, el Secretario Kerry viajará a La Habana para izar formalmente y con orgullo la bandera estadounidense sobre la embajada una vez más.
Este acto no es meramente simbólico. Con este cambio, podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal en nuestra embajada, y nuestros diplomáticos podrán participar por toda la isla: eso incluye el gobierno cubano, la sociedad civil y los ciudadanos cubanos que buscan alcanzar una vida mejor. Con respecto a los temas de interés común, como la lucha contra el terrorismo, la respuesta ante desastres y el desarrollo, encontraremos formas nuevas de cooperar con Cuba. Y he dejado claro que también seguiremos teniendo diferencias importantes. Incluyendo el apoyo permanente de Estados Unidos por los valores universales, como la libertad de expresión y asociación, y la habilidad de acceder a información; y no dudaremos en protestar cuando veamos que se actúa de manera contradictoria a esos valores.
No obstante, creo con firmeza que la mejor forma que tiene Estados Unidos de apoyar nuestros valores es a través del compromiso. Por eso ya hemos tomado medidas para permitir más viajes, contacto interpersonal y lazos comerciales entre Estados Unidos y Cuba; y seguiremos haciéndolo de aquí en adelante.
Desde diciembre ya hemos visto mucho entusiasmo hacia este nuevo enfoque. Líderes a través de las Américas han demostrado su apoyo por el cambio en nuestra política. Las encuestas de opinión pública en los dos países revelan mucho apoyo por este compromiso. Un cubano dijo, "he estado preparado para esto toda mi vida". Y otro dijo, "es como un trago de oxígeno". Una maestra cubana dijo sencillamente: "somos vecinos. Ahora podemos ser amigos".
Aquí en Estados Unidos, hemos visto el mismo entusiasmo. Las personas que viven en Estados Unidos quieren viajar a Cuba. Las empresas de Estados Unidos quieren invertir en Cuba. Las universidades de Estados Unidos quieren asociarse con Cuba. Ante todo, las personas que viven en Estados Unidos quieren llegar a conocer a sus vecinos al sur. Y mediante ese compromiso, también podemos ayudar al pueblo cubano a mejorar sus propias vidas. Un cubanoamericano tenía la esperanza de "reunir a las familias y abrir las vías de comunicación". Otro dijo simplemente: "No se puede mantener secuestrado el futuro de Cuba por lo que sucedio en el pasado".
Y de eso se trata: de decidir entre el futuro y el pasado.
Las personas que viven en Estados Unidos y los cubanos por igual están listos para avanzar. Es más que hora de que el Congreso haga lo mismo. He pedido al Congreso que tome las pasos necesarios para a levantar el embargo que evita que las personas que viven en Estados Unidos viajen y hagan negocios con Cuba, y ya hemos visto que miembros de ambos partidos empiezan a hacerlo. Al fin y al cabo, ¿por qué se iba a oponer Washington a la voluntad de su propio pueblo?
Sí, están quienes quieren dar marcha atrás al reloj y redoblar una política de aislamiento. Pero ya es hora de que nos demos cuenta de que ese enfoque no funciona. Hace cincuenta años que no funciona. Cierra las puertas de Estados Unidos al futuro de Cuba y solo hace la vida peor para el pueblo cubano. Me gustaría pedirle al Congreso que escuchen al pueblo cubano; que escuchen al pueblo estadounidense; que escuchen las palabras de un cubano americano orgulloso, Carlos Gutiérrez, quién hace poco habló en contra de la política del pasado, diciendo: "Me pregunto si los cubanos que tienen que ponerse en fila durante horas bajo el sol ardiente de La Habana para conseguir las necesidades más básicas sienten que ese enfoque les ayuda".
Nadie espera que Cuba se transforme de la noche a la mañana. Pero creo que la reconciliación Estadounidense, mediante nuestra embajada; nuestras empresas; y ante todo, nuestro pueblo, es la mejor manera de representar nuestros intereses y apoyar la democracia y los derechos humanos. Una y otra vez, Estados Unidos ha demostrado que parte de nuestro liderazgo en el mundo es nuestra capacidad de cambiar. Es lo que inspira al mundo a aspirar a algo mejor.
Hace un año tal vez habría parecido imposible que Estados Unidos tuviera una vez más su bandera volando sobre la embajada en La Habana. Pero así es el cambio.
En enero de 1961, cuando el Presidente Eisenhower anunció el fin de nuestras relaciones con Cuba, dijo: "Espero y confío que en un futuro no muy lejano sea posible que la amistad histórica entre nosotros encuentre su reflejo en relaciones normales de todo tipo". Ha tomado tiempo, pero creo que ha llegado la hora y que nos espera un futuro mejor.
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