Cinco desafíos de la extensión del acceso público a Internet en Cuba
Por Elaine Díaz
Prólogo
Hay una muchacha sentada en la otra esquina del muro. Hay un P de los anaranjados que para justo en el semáforo. Hay gente bajándose del P antes de llegar a la parada. Hay también cola para entrar al Dinos Pizza. Hay una extranjera que me pregunta en inglés Where did you get your card. Y de la cola del Dinos Pizza sale un muchacho y abre una ristra de tarjetas prepagadas de acceso a Internet. Le dice a la extranjera que three dollars cada una y a mí se me antoja una trenza interminable de cabezas de ajo, que cuestan three pesos cubanos cada una.
La muchacha de la esquina se acerca, aprovecha que me distancié de la pantalla por unos segundos para explicarle a la extranjera que las había comprado en Guanabo, hace como dos semanas, y me suplica que la ayude a conectarse, que lleva tres días viniendo, que ella espera a que yo termine de hacer lo mío. A mí se me escapan cinco minutos-Nauta escuchándola. Y uno no es consciente del valor del tiempo hasta que se enfrenta a una hora-Nauta, que no hay forma de que tenga 60 minutos. Sesenta minutos por cincuenta pesos. Miro los minutos-Nauta que se largan con frialdad y en un acto de bravuconería y rebeldía los dejo ir, le pido el teléfono a la muchacha, que dibuja una G en su smartphone y lidio con WIFI_Etecsa.
Hay unos muchachos de menos de veinte años que se han sentado justo al lado mío después de bajarse del P anaranjado. Son cuatro de ellos y tienen, fíjense, un Tablet, con 40 por ciento de batería, lo que significa dos horas-Nauta más o menos, y un Smartphone, pero ese no, ese no va a hacer falta por ahora, porque uno de ellos les dice a los demás que tienen que pensar primero, pensar bien en qué quieren descargar, antes de poner el usuario y la contraseña. Los muchachos miran mi pantalla para ver si encuentran una pista. Pero mi pantalla es aburrida y no está Facebook abierto, tampoco IMO, el contenido de mi pantalla está fuera de moda. Quince minutos después, los muchachos aún no tienen claro qué van a bajar y alguien sugiere tímidamente unos wallpapers, pero nadie lo escucha. El líder del grupo les dice que los va a llevar al sitio donde más rápida está la conexión en toda La Rampa. Yo quiero seguirlos, por curiosidad, porque yo pensaba que en aquel muro estaba bastante rápida, pero me da pereza cerrar la laptop.
Tecleo rápido algunas frases que se escapan con una mezcla de tristeza, indignación, desconsuelo y escepticismo. Se nota en ellas también el cansancio. El cansancio que se pregunta – sabiendo de antemano la respuesta – dónde ha estado toda esta gente en los últimos diez años. Pero sucede que la tristeza, la indignación, el desconsuelo y el escepticismo no resuelven mucho. Para ser más exactos, resuelven nada.
Es mejor, entonces, concentrar energías apuntando a desafíos concretos, a problemas que pueden ser resueltos, a los asuntos descuidados ante la necesidad de brindar una imagen de una Cuba Internet-friendly. Es mejor teclear, por ejemplo, cinco preguntas, con la esperanza ingenua de que en alguna oficina donde se toman decisiones, alguien esté trabajando por responderlas.
Y así salen…
1. ¿Cómo el sentido de la urgencia, la ausencia de conocimientos sobre el uso de servicios de Internet, los altos precios y los dispositivos de acceso están condicionando la experiencia de navegación por Internet en Cuba?
2. ¿Cuál va a ser la metodología a emplear para medir estadísticamente la penetración a Internet en Cuba incluyendo los puntos de acceso públicos y las formas de acceso previas?
3. ¿De qué manera se prevé la formación del personal docente de la educación primaria, secundaria y preuniversitaria sobre el uso de Internet en un contexto en el que el acceso de los estudiantes antecede u ocurre simultáneamente al de los profesores?
4. ¿Cómo se prevé incluir a los sectores en desventaja socioeconómica y de conocimientos en cuanto al uso de las TIC en el proceso de extensión del acceso público a Internet?
5. ¿Cuáles son las formas de uso de los datos electrónicos de los usuarios – incluyendo los historiales de navegación – por parte de ETECSA y cómo serán utilizados y/o compartidos por/entre diferentes instituciones?
*Este post forma parte de una serie de artículos sobre el tema y puede ser republicado en cualquier sitio web sin la autorización explícita de la autora.
La Habana, 5 de agosto de 2015
Elaine Díaz | agosto 5, 2015 en 9:32 am | Etiquetas: internet | Categorías: Ciencia y Tecnología | URL: http://wp.me/pdoGM-us
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