domingo, mayo 22, 2011

Ubieta responde: "Soy absolutamente libre [...], no dependo de estados extranjeros."

Durante mi reciente viaje a Cuba no tuve oportunidad de conocer al periodista cubano Enrique Ubieta, creador del blog La Isla Desconocida, pero parece que el destino nos tenía preparado un encuentro. Ahora él ha reaccionado, más que respondido, a las preguntas claves de la entrevista que me realizó Luis Miguel García para Encuentro (puede verse aquí), y yo aprovecho este post para aclararle algunas cosillas.

En la mencionada entrevista sugerí que en Cuba el nivel de independencia de la blogósfera puede estimarse a partir de la respuesta que se dé a la pregunta: ¿Cómo tú accedes a Internet y quién puede interrumpir este acceso?

La respuesta de Ubieta fue:

“Mi independencia, por cierto, se mide de otra manera, ya que no cobro por escribir, y mi nivel de vida es similar al de cualquier ciudadano de a pie: soy absolutamente libre, porque no pongo una coma en la que no crea, y no dependo de estados extranjeros.”

Es decir para Ubieta todo gira en torno al dinero, pero yo diria que el dinero es solo un medio de intercambio; uno de los muchos posibles, y no malévolo por naturaleza. Además en este mundo nuestro tan super conectado no hay nadie absolutamente libre, ni Enrique Ubieta, ni Raúl Castro, ni Yoani Sánchez, ni Barack Obama, y por supuesto, tampoco Ted Hanken. ¿Por cierto quien será ese?

Ubieta hizo el amago pero aún no respondió a mi pregunta acerca de su acceso a Internet y las condiciones en que tiene lugar. Dice él que para conseguirlo no depende de ningún “estado extranjero”. ¿De quién entonces?

No me lo imagino con una tabla de surf doble propósito y sistema BGAN/Wifi instalado, ni creo que tenga teléfono con conexión satelital, por tanto su acceso a Internet tampoco es libre ni independiente. Probablemente no gane un salario por lo que escribe, ni pague dinero para acceder a Internet (parece que no tuvo muchas complicaciones para leer la entrevista de Encuentro), pero habría que preguntarse si no paga él algún precio político o ideológico por su acceso.

En Cuba las vías de acceso a Internet son bastante limitadas pero también muy diversas. Se puede acceder a través de instituciones del estado (escuelas, centros de trabajos etc.), hoteles, por algún procedimiento underground y por medio de las embajadas. Cada una de estas vías implica algún nivel de riesgo, negociación con el poder y dependencia.

(Puede ver aquí ambas partes de la entrevista que Ubieta menciona: Parte 1 y Parte 2.)

Me habría gustado que Ubieta pusiera más atención a mi apellido. Enrique, yo sé que estos apellidos germánicos son difíciles, pero es Henken, no Hanken. Si estás insinuando que trabajo para la CIA, ayudaría a la seguridad del estado tener bien claro mi apellido.

No sabía que hubiera hecho alguna "confesión" en la entrevista. ¡Como van a alegrarse los viejos sacerdotes y pastores católicos de mis días escolares cuando se enteren de mi cofesión, luego de tantos años de pecado!

Ubieta me tiró en el mismo saco en que tiene a Reinaldo Escobar: el de los "contrarrevolucionarios". Es bastante irónico ver como este “revolucionario” aplica el mismo procedimiento de clasificación/descalificación usado por George W. Bush: El que no está con nosotros, está contra nosotros.

¿No hemos escuchado antes algo así? Algo como: "Dentro de la revolución, todo; contra la revolución, nada".

La confesión Hanken / Escobar sobre la blogosfera cubana
Contrarrevolución
Domingo, 22 de Mayo de 2011

Enrique Ubieta Gómez - Blog La isla desconocida.

Ted Hanken, un profesor universitario y "especialista en temas cubanos" de Nueva York, bloguero –en español e inglés y auspiciador de la blogosfera contrarrevolucionaria cubana, en especial de la figura de Yoani Sánchez--, viajó en abril de 2011 a La Habana para reunirse, una vez más, con algunos de sus promovidos, aunque esta vez incluyó en su agenda el encuentro exploratorio con otros blogueros revolucionarios.

Casi un mes después, aparecía en la web una entrevista con el "especialista", en la que mostraba su "conocimiento" de la blogosfera cubana.

Hanken intentaba una maniobra: asumía por una parte la división entre "independientes" y "oficialistas", y por la otra, distanciaba de los "oficialistas" a algunos revolucionarios jóvenes, a quienes otorgaba el beneficio de la duda, con la intención de instarlos a un acercamiento a los blogueros contrarrevolucionarios.

Hanken eludía el hecho de que ser revolucionario no implica no ser crítico con la Revolución –ampliamente demostrado--, y minimizaba la actitud de rechazo absoluto que todos los blogueros revolucionarios, sin distinción, sienten por la pandilla que él ensalza. Me interesa, no obstante, esta confesión que atribuye a Reinaldo Escobar, esposo de Yoani:

"Yo pregunté a todos los blogueros sobre estas etiquetas de mercenarios, oficialistas, independientes, alternativas, etc., y la mejor respuesta fue la de Reinaldo Escobar: "La blogosfera alternativa cubana", me dijo, "se diferencia del resto de la blogosfera cubana en varios aspectos: Uno: Un aspecto material. Quienes estamos dentro de la blogosfera alternativa accedemos a Internet de tres modos: pagándolo a 6 u 8 CUC por hora en los hoteles. Dos: Accediendo a través del servicio que prestan algunas embajadas: la de Holanda, la Oficina de Intereses de EEUU, la de Suecia. Y tres, a través de una conexión más o menos negra o ilegal mediante ciudadanos extranjeros que subalquilan su tiempo.

Esa es una diferencia entre la blogosfera alternativa y la que incorrectamente se llama blogosfera oficialista, la cual en su inmensa mayoría accede a Internet por las redes que tienen las instituciones, donde son autorizados a acceder, autorización que no viene nunca del administrador de la red, quien no tiene poder para eso, sino de más arriba.

Por eso, cuando una persona se expresa a través de esa blogosfera sabe que todo lo que escribe está siendo controlado, y si dice algo que se sale de lo aceptado, posiblemente se le niegue el acceso, algo que ya ha ocurrido. Otra diferencia entre ambas blogosferas es el enfoque. Quienes están en la alternativa usan su libertad para hacer cosas prohibidas".

Analicemos sus palabras. Uno: ¿Cómo esos blogueros "independientes" pueden pagar 6 u 8 CUC por hora de conexión, en las salas de navegación de los hoteles? Llevado el cambio a moneda nacional, esa cantidad equivale a 150 o 200 pesos, algo más de la mitad de un salario medio. ¿Quién paga? ¿Ellos? ¿De dónde llega el dinero?

Dos: acepta con cinismo que acuden a las salas de navegación de las embajadas de Holanda y Suecia y de la sede de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba. ¿Es normal que los ciudadanos de un país acudan a embajadas extranjeras que de forma pública declaran su intención de subvertir el orden del país donde se encuentran, precisamente para contribuir a subvertir el orden? No es una especulación, el propio citado lo dice: "quienes están en la alternativa usan su libertad para hacer cosas prohibidas". Esta última confesión se acerca al concepto de lo que Hanken entiende por alternativo o independiente: solo lo son quienes se oponen a la Revolución.

Agreguemos, siguiéndole el rastro al dinero, que el Congreso y el Gobierno norteamericanos destinan fuertes sumas de dinero para promover la subversión en Cuba. Esto es público.

Tres: hay ciudadanos extranjeros que subalquilan su tiempo para que los contrarrevolucionarios cubanos actúen contra su gobierno. ¿Esos ciudadanos son personas independientes, o entidades subvencionadas por órganos de inteligencia? Hanken, por ejemplo ¿es de verdad un simple profesor universitario, interesado en conocer la verdad de Cuba?

Finalmente, Hanken o Escobar llegan a la pregunta fundamental: "¿Quién te puede quitar tu acceso al Internet?" En los casos que cita, la respuesta es obvia: los estados, servicios o personas extranjeras que te envían el dinero o te ofrecen el acceso en sus recintos diplomáticos; el gobierno de tu propio país.

Tu respuesta a esta pregunta, sea cual sea tu posición política o ideológica, marca tu nivel de independencia, entendida por supuesto como la cantidad de veces que hablas bien o mal de tu país.

Mi independencia, por cierto, se mide de otra manera, ya que no cobro por escribir, y mi nivel de vida es similar al de cualquier ciudadano de a pie: soy absolutamente libre, porque no pongo una coma en la que no crea, y no dependo de estados extranjeros.

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